José Linares

Por Eco. José Linares Gallo

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Es revelador que entre los adagios o máximas populares no haya uno contra el racismo que se haya generalizado mundialmente. Y dado que los colectivos buscan en ellos abreviar una creencia o verdad, es bastante probable que esta carencia tenga que ver con el hecho inobjetable que el racismo sigue siendo un mal muy difundido planetariamente.

En el Perú no hay una frase que castigue el racismo. Aquella frase de “quien no tiene de inga tiene de mandinga” no condena sino que advierte al racista “que no escupa al cielo”. Por lo demás es solo propia entre limeños y alude en exclusiva al mestizaje entre blancos y negros. Dos minorías. Aun cuando algunos sugieran que “inga” refiere a “inca”. Peter Klarén enfatizó y explicó la razón de la lejanía social entre negros y nativos. De manera que la tesis de que fueron mulatos los que crearon esta frase para burlarse de la aristocracia limeña tiene más chance.

En el Perú antes bien se ha expandido exitosamente el anatema de “motoso”. De hecho es el segundo vocablo racista más usado después de “cholo” y se concentra en la identidad lingüística. La extrema inconsistencia en algunos datos censales revela que habría un gran sector de peruanos que no quiere revelar su condición vernáculo hablante. Es decir aquello que debería haber sido apreciado como un mérito destacable entre peruanos mayormente monolingües es usado para deliberadamente herir y humillar.

El sistema educativo tradicional no ha tenido respuestas claras frente a este fenómeno y es muy probable que tal como ha sucedido en otros países la solución se encuentre, antes bien, en el seno de la propia sociedad. No olvidemos, por ejemplo, el enorme esfuerzo hecho por la industria cinematográfica en Estados Unidos para revertir estereotipos creando roles raciales compartidos y protagónicos entre sus personajes y guiones de ficción. Ni las marchas conjuntas entre blancos y negros en la década de los sesentas.

En el Perú, el programa Beca 18, pareciera tener un enorme potencial para ser una respuesta al racismo soterrado en nuestra nación: tirios y troyanos están de acuerdo en su pertinencia educativa pero además en el concurren a) la sociedad civil (representada en institutos y universidades), b) el Estado (PRONABEC y MINEDU) y c) la propia población que durante centurias ha sido el blanco de prejuicios raciales (beneficiarios de Beca 18 provenientes de zonas alto-andinas)

Justamente un Instituto que forma parte desde el 2015 de la Red de Instituciones Educativas del Programa Beca 18 ya tiene en su haber la gratificante experiencia de haber enviado a un grupo de estos jóvenes bilingües como representantes del Perú en el mundial de robótica de la WRO. El mérito se impuso y como tal nuestra selección nacional se presentó ante el mundo luciendo más representativa y autentica.

Este proceso ha sido muy aleccionador ya que vuelve a confirmar que nuestros jóvenes andinos se involucran con mucha facilidad en la senda de la educación científica – tecnológica y que el idioma quechua coincidentemente no solo es una excelente vía para los conocimientos del mundo moderno sino que además muestra una estructura lingüística más compatible con la del idioma inglés. Sería de esperar entonces que el inglés se expanda más fácilmente en zonas andinas que costeras.

Ya antes —el 2007—en Fuerabamba y Pamputa entre jóvenes comuneros de 15 a 30 años este despertar a la ciencia y la tecnología había sucedido bajo un paquete educativo bilingüe intercultural orientado a la resolución de retos relacionados a su contexto local, por ejemplo en temas agrícolas, de riego, de uso y aprovechamiento de energías renovables. El premio Expomina a este proyecto premió con justicia el concepto y el sentido de pertenencia de los comuneros a este proyecto.

Dicho esto es muy pertinente resaltar que entre los antiguos peruanos la tecnología era de uso común: las ingenierías hidráulicas, las técnicas de cultivo y las técnicas de construcción eran ejercidas en contextos de acción colectiva. El conocimiento por lo tanto era altamente compartido.

El Instituto quiere ir ahora un poco más lejos y ya se están haciendo los preparativos para resaltar el uso de nuestra lengua nativa en el proceso formativo de las nuevas promociones de Beca 18 de suerte tal que los educandos contarán a partir de este año con un grupo de tutores conformado por alumnos bilingües de la primera promoción y así sucesivamente.

De esta forma los alumnos tendrán una eficiente vía de retornar a sus respectivas comunidades el aprendizaje adquirido —tal como es el propósito de BECA 18—en tanto que cuando lo hagan aun en las aulas del Instituto están generando un clima ideal de adaptación de las nuevas promociones ingresantes, amén de que esto permitirá un mejor aprovechamiento de los saberes previos de los alumnos y por supuesto una revalorización de nuestro idioma nativo.

El plan ya ha sido puesto en conocimiento de funcionarios de BECA 18. Ellos tienen la palabra.

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