No es viable crear un ministerio de Ciencia y Tecnología. Los ministros ocupan cargos políticos y, de por sí, en nuestro país, inestables; no se mide la experticia del candidato, y el cargo suele durar poco tiempo, en una actividad donde los retos son a mediano y largo plazo; requiriéndose autonomía técnica y estabilidad política.
Hagamos algunas comparaciones: actualmente EE.UU. es la primera potencia científica-tecnológica del mundo, y no tiene un Ministerio de Ciencia y Tecnología (Oficina de Política de Ciencia y Tecnología – OSTP). Lo mismo sucede en la Comunidad Europea y el Reino Unido (Consejos Científicos), donde el acceso irrestricto a tecnología es el menos desigual del planeta.
En el Perú existen, en el sector público, 13 institutos de investigación especializados, en diversos ministerios, por ejemplo Instituto Nacional de Investigación Agraria – INIA (alimentos y trabajo rural), Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana – IIAP (reserva de la biodiversidad del mundo), Instituto Geofísico del Perú – IGP (país sísmico), entre otros; pero, lamentablemente, disponen de mucha carga administrativa y poco desarrollo de investigación e innovación.
Hace 18 años se creó el Gobierno Electrónico, hoy Digital. Sin embargo, la pandemia evidenció que no existe capacidad de administración pública digital, toda vez que el reparto de bonos para las familias más vulnerables ha sido un fracaso.
Sin duda, hay necesidad de realizar cambios que le tocará efectuar al próximo gobierno, con mayor razón cuando existe un acuerdo que permitirá contar, para los próximos cinco años, con recursos externos de 300 millones de dólares del Banco Mundial para innovación y tecnología.
Con respecto al Consejo Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Concytec), adscrito a la Presidencia del Consejo de Ministros, se encuentra en proceso de reestructuración; el próximo gobierno debe terminar este proceso, porque el Concytec debe coordinar con los institutos nacionales de investigación especializados y con las regiones, para incorporar los medios digitales requeridos para el desarrollo del país.
En la revisión de experiencias en la administración de la Ciencia y Tecnología, destaca el ejemplo de Corea del Sur que, si bien tiene un ministerio, al igual que Corea del Norte, es muy superior a este último y su tecnología destaca a nivel mundial. Costó 40 años de esfuerzo entre universidades, sector privado y el Estado, teniendo como base una educación de calidad, donde el Smartphone con internet se constituyó como la principal herramienta escolar, bajo el sistema de “Educación Inteligente”; primera condición para lograr su actual desarrollo.
Mientras que Corea del Sur tiene un presupuesto de 5,300 millones de dólares para tecnología el 2021, el Perú es el país que menos invierte en esta en todo América (su promedio anual es del 0.12% del PBI). Según el economista Michael Porter, en el CADE del 2011, el Perú padece un atraso dramático en relación con la invención y la tecnología; puntualizó que el Perú no solo no ha avanzado en este rubro, sino que parece haber retrocedido.
En nuestro caso, la educación al 2018 ya estaba considerada por la prueba PISA como una de las peores del mundo (puesto 64 de 77). Además, un informe del propio Ministerio de Educación del año 2017 indicó que solo el 10% de los profesores tenía algunas capacidades digitales. Con estas limitaciones, los docentes, utilizando el zoom y el whatsapp, vienen cumpliendo con la educación a distancia de acuerdo a sus posibilidades.
En este contexto, el Ministerio de Educación debe atender a estudiantes de educación básica regular y de centros tecnológicos privados y públicos, así como también nombrar al director de la Sunedu, por lo que se hace indispensable la creación de un viceministerio de Ciencia y Tecnología en educación, el mismo que tendrá impacto significativo no solo en la educación básica nacional sino también en la educación terciaria. El requisito fundamental para generar ciencia y tecnología en el país es la calidad de la educación, tal como lo ha demostrado Corea del Sur con su “Educación Inteligente”.
Por: José Linares Gallo