Por Eco. José Linares Gallo
Tras cinco años de su fundación, el Diario El Comercio hizo un merecido reportaje al Colegio Mayor, dedicándole toda una página en su última versión dominical. No era para menos, si se tiene en cuenta que en la actualidad posee la reputación de ser uno de los mejores colegios del Perú (mérito compartido de éste gobierno y el precedente). Sin embargo, sus 300 vacantes anuales son muy pocas para un país tan grande como el nuestro. En Costa Rica, estudios previos para la constitución de los que ellos denominan “Colegios Científicos”, se calculó que el 6% de sus niños tenían un talento sobresaliente. Si ese mismo porcentaje fuera extrapolado en el Perú, estaríamos hablando de miles de niños talentosos que no reciben la educación que podría cambiarles la vida y que, por supuesto, también acortaría la enorme brecha entre la demanda laboral y la oferta de ingenieros y técnicos calificados.
El actual Gobierno ha decidido ampliar y descentralizar esta oferta de excelencia educativa a otros 12 centros educativos a lo largo y ancho de todo el Perú. Se trata de una mejor forma de afrontar el sano arraigo que todavía mantienen nuestros paisanos del interior. Esto se ve reflejado, de una forma u otra, en la pequeña deserción que este año alcanzó a 10 estudiantes de provincias. Pese a ello, el clima de camaradería es perceptible en este centro educativo.

Si hay algo que llama poderosamente la atención del visitante de este centro de educación es la ingeniosa y flexible forma de extender su jornada escolar por doce horas, que va de 7 am a 7pm. Así, en una primera fase, los estudiantes desarrollan sus clases bajo una prescripción curricular estandarizada por la congruencia de medios didácticos, tales como la robótica. Aquí los docentes de matemática y ciencias, se valen de ella para enmarcar los diseños, construcciones y automatización de prototipos, logrando así una formación interdisciplinaria.
Horas después, los alumnos vuelven a estos mismos entornos enriquecidos de aprendizaje. Pero esta vez los alumnos de 5to año devienen en docentes de los de 4to y, a su vez, los de 4to cumplen el rol de profesores de los de 3er año. Es decir, mediante la docencia, éstos alcanzan un mayor grado de aprendizaje y desarrollan, además, su sentido cooperativo y una sana percepción de pertenencia a su institución.

El asunto no termina ahí. Horas más tarde, aquellos que tienen una especial afinidad por la robótica pueden incorporarse a un Club donde perfeccionan su conocimiento en matemática, ciencia y la programación en ambientes donde el tiempo parece discurrir aceleradamente, como suele ocurrir cada vez que pasamos un buen rato con amigos y familiares.
De hecho el Club de Robótica recién apaga la luz a la 9 pm.