Los efectos del Covid-19 y de la guerra en Ucrania no vienen siendo superados. Al respecto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ha revisado al alza, de forma generalizada, las perspectivas de crecimiento a nivel global, pues continúa elevada la inflación y se mantienen las políticas restrictivas por parte de los bancos centrales (altas tasas de interés).
En EEUU, se espera un crecimiento del PBI de 1.6% para el 2023, y una inflación de 3.9%, con tasas interés de 5.5%. Para la zona euro se espera un crecimiento del PBI de 0.9% en 2023, con un sector manufacturero sumido en una profunda recesión y un proceso de recuperación que debería impulsar el crecimiento en los próximos años.
La Economía china, se estima que crecería en 5%, pero se ha desacelerado por la reducción de la demanda interna. El 25% de la Inversión extranjera directa en Perú es de origen chino; y el 28% del Comercio también. En este contexto, el crecimiento de China es importante para nuestra economía.
Por otro lado, se prevé la subida de los precios del petróleo ante la escasez de su oferta mundial por los recortes de la producción de los países exportadores de petróleo: OPEP+, lo que elevará los costos de la energía. Los granos continúan al alza, lo que influye, significativamente, en la inflación de alimentos en el Perú. Además, en EEUU continúan tasas altas de interés.
En este contexto, la economía peruana registró una caída de -0.45% en el primer semestre 2023, y una inflación interanual de 5.88%; existiendo la posibilidad de que la recesión técnica (dos trimestres con crecimiento negativo del PBI) se combine con inflación alta, es decir, la posibilidad de una estanflación.
Las cifras oficiales de PBI para el primer semestre, publicadas a mediados de agosto y las previsiones de algunos analistas privados, han recortado las perspectivas de crecimiento para 2023 a un rango que va desde 0.6% a menos de 2%, en virtud del comportamiento negativo de indicadores como la producción, la recaudación de impuestos y la inversión privada. Además, de los riesgos por el fenómeno de El Niño, la inestabilidad política, y la gestión estatal, aún deficiente.
Las previsiones oficiales de inicios de año eran de un PBI que crecía 3.1% en 2023, y ahora en agosto el MEF ha señalado que sería de sólo 1.5%. 50% de la población considera que su capacidad adquisitiva se ha reducido en 50%. La inflación alimentaria (12%), se está convirtiendo en crónica, porque depende de factores externos: incremento de precios internacionales de granos y del precio del petróleo; si no se generan cambios de patrones de consumo (pescado por pollo y granos andinos por trigo) y no se reactiva la producción petrolera, será muy difícil mejorar la capacidad adquisitiva de gran parte de la población.
Los ingresos fiscales al primer semestre 2023 registraron una caída de 12% en términos reales, esto ha generado un incremento del déficit fiscal al 2.6% del PBI, por encima de la meta establecida para el 2023 (2.4% del PBI). Si se afectan las reglas fiscales o se dejan de lado temporalmente, siempre habrá afectaciones en cuanto a las calificaciones de riesgo país.
El Banco Central de Reserva del Perú mantuvo su tasa de interés de referencia en 7.75% por séptimo mes consecutivo, la inflación ha venido reduciéndose desde su máximo de 9.3% en junio de 2022 a 6% en julio de este año, y aún está lejos de llegar al objetivo del BCRP de menos de 3%.
La alta tasa de interés, entre otros factores, ha contribuido a la desaceleración de la economía; y la incertidumbre para los agentes económicos es que, si la bajan prematuramente, podría generarse un rebrote inflacionario, y si no la bajan, podría agudizarse la recesión económica.
La economía no funciona en un vacío, sino en una realidad concreta, se espera que baje la inestabilidad política, social e institucional; que la política fiscal sea algo más expansiva y la política del BCRP sea menos contractiva. Que se mantenga el nivel del déficit fiscal, que se genere más inversión pública y que se realicen transferencias monetarias a la población vulnerable y a los pobres. Es decir, recuperar la confianza y la estabilidad para crecer.
Por ECO. José Linares Gallo