A pesar de que aún falta conocer el cierre del año 2022 de la saudí Aramco, petrolera estatal de Arabia Saudita (la mayor petrolera del mundo), al tercer trimestre del año pasado acumulaba una ganancia neta de 130,342 millones de dólares, un 68 % más que un año antes.
Los otros gigantes mundiales del petróleo, que ya hicieron sus cierres del año 2022, obtuvieron un beneficio neto conjunto superior a los 200,000 millones de dólares, el doble que el registrado durante el ejercicio anterior, beneficiándose del aumento de los precios del petróleo y del gas natural, aprovechando los efectos de la guerra en Ucrania.
El tamaño de los beneficios ha revivido las críticas de quienes acusan a las multinacionales de no hacer lo necesario para aumentar la producción suficiente y compensar la subida de los costos del combustible. El presidente estadounidense ha cuestionado en varias oportunidades el papel de las petroleras norteamericanas en la economía de su país, golpeado por una inflación galopante. EE.UU. cuenta con 4 de las 10 petroleras más importantes del mundo.
En la misma línea, el secretario general de la ONU criticó el exceso de ganancia de las petroleras durante el último año, primando las recompensas a ejecutivos y accionistas, en lugar de invertir el dinero excedente en mayor oferta, para reducir los costos de la energía, que viene teniendo una relación directa con el incremento de los precios de las canastas familiares, lo que afecta principalmente a las personas con menos recursos en el mundo.
Pero no solo es la gasolina o el gas, los alimentos, muchos servicios y una larga lista de materias primas industriales se pagan ahora mucho más caras. Las empresas están aprovechando el entorno económico y la inflación para subir los precios y cosechar beneficios empresariales más abultados en un contexto de desaceleración económica. Sus subidas de precios para ganar más están elevando el costo de la vida (mercantilismo puro).
En EE.UU., ExxonMobil tuvo un beneficio de 55,740 millones de dólares, un 142 % más que el 2021. Shell ha tenido su mejor resultado en 115 años de historia con 42,309 millones de dólares, un 110 % más que el año anterior. El 2022 el precio del petróleo llegó a los 130 dólares el barril, hoy se encuentra aún en 75 dólares.
Chevron, el segundo productor de petróleo de Estados Unidos, incrementó el beneficio neto un 127 %, hasta los 35,465 millones de dólares. Equinor, principal energética de Noruega -gran proveedor de gas del Viejo Continente- 28,744 millones de dólares, un 235 % más.
En el caso de Repsol, con amplia presencia en Latinoamérica, la compañía obtuvo hasta septiembre un beneficio neto de 3,460 millones de dólares, un 66 % más que en el mismo periodo del año anterior.
En el Perú, Repsol es el mayor productor de hidrocarburos y dispone de la mayor cantidad de grifos a nivel nacional, lo que le permite imponer altos precios, que tienen el principal impacto en el proceso de inflación del Perú, que es básicamente externo, por ser un importador neto de petróleo (80% del consumo).
Esta tendencia universal nos lleva a la necesidad de reabrir los campos petroleros de Talara a través de Petroperú, al mismo tiempo que se extienda el nivel de consumo de gas natural en todo el país, y se genere una empresa mixta con gerencia privada que permita explorar y explotar gas y petróleo.
La Refinería de Talara tuvo una inmensa inversión de 5,300 millones de dólares, y tiene el objetivo de producir 45 mil barriles diarios de diésel hacia marzo de 2023. Se estima que con su capacidad instalada total pueda producir hasta 95 mil barriles de productos derivados de petróleo, de mejor calidad (bajo azufre) y con ello, disminuir la contaminación ambiental en el Perú. Su valor estratégico promoverá la industria de hidrocarburos en la Selva Norte y Talara, y permitirá el procesamiento de crudo pesado extraído en los lotes amazónicos, lo que estimulará la llegada de más inversiones en petróleo. Es decir, puede complementarse con los lotes petroleros que reviertan al Estado, lo cual generaría precios más competitivos en el mercado nacional.
La inflación cerró el 2022 en 8.56% a nivel nacional y a 8.46% en Lima, su tasa más alta en 26 años (INEI), hemos alcanzado este alto nivel de inflación principalmente por el impacto del precio de los combustibles el último año.
Por ECO. José Linares Gallo