José Linares

La pandemia de COVID-19 ha actuado como un despertador, resaltando la imperante necesidad de prepararse para el futuro de la educación digital. A pesar de los avances en la digitalización de las herramientas de gestión a nivel de sistema en diversos países, persisten desafíos notables en la construcción de ecosistemas educativos digitales completamente integrados particularmente en Latinoamérica.

El impacto de la crisis sanitaria ha acelerado el proceso de digitalización educativa, marcado por la rápida adopción de plataformas de aprendizaje en línea. Sin embargo, para aprovechar plenamente las tecnologías educativas digitales y mejorar los resultados del aprendizaje, es imperativo adoptar enfoques sistémicos que garanticen coherencia en herramientas, tecnologías y actores del sistema educativo.

Se debe considerar que el uso de herramientas digitales debe implicar la construcción del conocimiento, que se logra mediante el uso de la lógica de la programación aplicada a la solución de problemas con matemática, comunicación, ciencia y tecnología.

En esta Era Digital, se puede considerar que la programación es la extensión de la escritura, aunque se escribe en códigos (un lenguaje diferente al utilizado en la comunicación humana cotidiana) para comunicarse con una computadora y darle órdenes para realizar tareas específicas. Para quienes no saben leer ni escribir, ni tienen acceso a computadoras, la programación a través de lectura de imágenes les permite comenzar a interactuar con las máquinas, abriendo la posibilidad de un proceso de alfabetización digital, para todas las edades.

La carencia de sistemas de información detallada sobre la trayectoria de estudiantes individuales ha limitado la capacidad de personalizar la enseñanza según sus necesidades. Las evaluaciones nacionales estandarizadas no han logrado integrar de manera efectiva los resultados individuales de estudiantes y docentes, elemento fundamental para que los educadores adapten la instrucción a las necesidades específicas de cada estudiante; para lo cual hoy se cuenta con aulas virtuales interactivas con videos profesionales, animaciones, softwares de construcción y emulación virtual, softwares de programación, y autoevaluaciones, lo que permite un aprendizaje personalizado y de calidad.

Los recursos de aprendizaje digital, mayormente estáticos debido a la digitalización de materiales en papel, necesitan evolucionar hacia soluciones impulsadas por inteligencia artificial, como sistemas de tutorías inteligentes.

Los ecosistemas de educación digital comprenden tres partes esenciales: herramientas digitales para la gestión institucional y de sistemas, herramientas digitales para enseñar, aprender y evaluar en el aula, y seres humanos que dan vida y significado a estas herramientas.

En la publicación “Perspectivas de la Educación Digital en la OCDE”, es organismo enfatiza la importancia crucial de enfoques sistémicos para desbloquear el potencial máximo de las tecnologías digitales; y ha anunciado que, a partir del 2025, la prueba PISA medirá estas competencias, para lo cual hay que prepararnos urgentemente.

Por ECO. José Linares Gallo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *