José Linares Gallo

El Ministerio de Economía y Finanzas ha anunciado nuevos incentivos tributarios para reactivar la inversión privada con el objetivo de alcanzar un crecimiento del 4% en el PBI para 2025. Paralelamente, el Poder Ejecutivo evalúa una reestructuración del aparato público que contempla la fusión de dos pares de ministerios, buscando simplificar la gestión estatal y reducir la burocracia. Como parte de esta reforma, se ha propuesto la creación de un Ministerio de Infraestructura, el cual concentraría las funciones de planificación, construcción y mantenimiento de la infraestructura pública, mejorando la eficiencia en la ejecución de proyectos, sobre todo en los sectores de salud y educación, que son los que más demandan servicios del Estado.

Respecto al sector educación, la brecha de infraestructura educativa es alarmante: el 51% de colegios públicos de educación básica, que son un aproximado de 28,000, requieren una renovación total, poniendo en riesgo a 1.3 millones de estudiantes frente a un sismo de mediana magnitud. Adicionalmente, un 28% (15,000 instituciones) necesita intervenciones parciales o refuerzos, afectando a más de 3 millones de alumnos. Cerrar esta brecha demanda una inversión de 160,000 millones de soles, cuando en el año 2024 se invirtió aproximadamente 7000 millones de soles en 75 Escuelas Bicentenario, 16 colegios, 26 escuelas modulares y en la restauración de 9 residencias.

En este contexto, reiteramos la propuesta que venimos presentando cada inicio de año escolar desde hace cuatro años: operar solo el 50% de los colegios en condiciones seguras e implementar un modelo de educación híbrida con dos turnos presenciales de tres días a la semana cada uno, complementados con dos o tres días de educación virtual. Esto debe realizarse mediante plataformas de alta calidad didáctica y tecnológica, lo que permitiría mejorar tanto la cantidad como la calidad de las horas académicas. Adicionalmente, en el contexto de la creciente inseguridad ciudadana, esta estrategia reduciría en un 50% las zonas que requieren presencia policial o militar, optimizando los resultados de seguridad en el país.

Otro desafío crítico es la falta de equipamiento tecnológico y la ausencia de una política educativa integral a mediano y largo plazo que prepare a los estudiantes para la modernidad y mejore su empleabilidad. China ofrece un referente valioso en este sentido. Su sistema educativo, que atiende a aproximadamente 300 millones de estudiantes, se distingue por su disciplina, respeto a la autoridad y rigurosidad académica. En 2019, el Ministerio de Educación de China publicó el Plan de Modernización de la Educación 2035, con el objetivo de elevar la calidad educativa y posicionar al país como líder en la formación académica.

Uno de los ejes clave de este plan es la integración de infraestructura educativa digital avanzada y la mejora en la capacitación docente. La inteligencia artificial (IA) desempeña un papel crucial en este proceso, al permitir la personalización del aprendizaje, la adaptación de métodos de enseñanza, la generación de lecciones actualizadas y la retroalimentación inmediata. Estas estrategias han convertido a China en líder en educación según los resultados de la prueba PISA 2018, donde Perú se ubicó por el puesto 60.

El avance de China en IA es posible gracias a un ecosistema robusto que integra infraestructura, datos, talento e innovación. Entre sus beneficios, la IA permite automatizar tareas administrativas, optimizando la gestión educativa para que los docentes se concentren en la enseñanza y la interacción con los estudiantes. Además, facilita la creación de planes de estudio personalizados, fortaleciendo áreas de debilidad y potenciando habilidades individuales.

En el Perú, existen experiencias aisladas de integración tecnológica en el aula, con impactos positivos en el pensamiento computacional, crítico y creativo, así como en la comprensión lectora y el razonamiento lógico. Sin embargo, estas iniciativas siguen siendo limitadas y focalizadas en determinadas instituciones educativas, dejando de lado a la gran mayoría de colegios públicos.

Para lograr una transformación real, es necesario que el Ministerio de Educación desarrolle un plan a mediano y largo plazo que garantice la integración efectiva de la tecnología en todos los niveles educativos. Implementar tecnologías como la inteligencia artificial, el aprendizaje automatizado y la educación basada en datos permitirá mejorar la calidad educativa y reducir la brecha de aprendizaje frente a otros países.

Asimismo, es clave que el sector privado se involucre en la transformación educativa, generando alianzas público-privadas y una concertación entre el Estado, la industria y la academia, que permita una inversión sostenida en tecnología educativa y mejore la calidad de los funcionarios públicos en todos sus niveles.

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