
Por Eco. José Linares Gallo
Era una medida necesaria y Ollanta Humala supo aplicarla. En su último mensaje a la nación, dijo que a partir del año próximo se incrementará la inversión en educación en alrededor de 0.5% como porcentaje del PBI. El anunció arrancó, por supuesto, con inmediatos aplausos entre los congresistas, incluido un generoso sector de la oposición. El asunto no es para menos, ya que es un tema que se viene demandando como Política de Estado, desde el Acuerdo Nacional hace más de una década.

Me ha tocado a mí, justamente, recordar y demandar casi obsesivamente la ejecución de esta Política de Estado. Lo hice frente a cada una de las autoridades educativas que entrevisté desde Radio Programas del Perú en los cinco años que conduje el Programa “Avance Educativo”. También tuve el privilegio de hacerlo desde el comité que propondría al Pleno “Políticas de Estado para el sector educativo”. Sugerí el incremento sucesivo de las asignaciones presupuestales en el sector hasta por lo menos el equivalente al 6% del PBI, lo que recomendamos se hiciera a razón de 0.5% anual.

Dicho incremento lucía, sin embargo, muy conservador a ojos de quienes recordaban la enorme crisis educativa que hasta ahora afecta al Perú. La prudencia en el gasto, sin embargo era lo más sensato. Ya antes el Estado peruano había gastado cientos de millones de dólares y los indicadores de rendimiento escolar peruano se mantenían impasibles en el sub sótano de los países latinoamericanos. La prudencia, sin embargo no tardó en tornarse en inercia y pronto dicha Política de Estado fue, como otras tantas propuestas, a dormir el “sueño de los justos”.

Teniendo en cuenta lo anterior y sabiendo que aún se encuentran en el tintero importantes reformas en el aparato del Estado para, por ejemplo, elevar su capacidad de gasto, es pertinente preguntarnos qué es lo que hará el sector educativo para ganar, en los tres meses que quedan del año, la capacidad suficiente como para gastar más y mejor los recursos frescos que el Presidente Humala ha anunciado.
Por lo pronto parece que tenemos el Ministro de Educación oportuno para afrontar el reto. Como todos saben, tiene un doctorado en Economía por la Universidad de Columbia. Además, ha realizado importantes trabajos para GRADE y ha sido consultor e investigador para el Banco Mundial, para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pero ¿será suficiente su capacidad técnica para hacer lo que otras administraciones prefirieron diferir? Esperamos que sí. Por lo pronto, estaremos atentos a las decisiones que se tomen y trataremos, desde este Blog, de ponerlos al corriente de los varios temas pendientes en la Agenda Educativa.