
Por Eco. José Linares Gallo
El 67% del desarrollo cerebral se realiza desde el momento de la concepción hasta los 6 años. Lo que se haga en esta etapa será decisivo para la vida futura de cada persona. De ahí parte que toda preocupación que muestre el Estado por mejorar y universalizar la educación Inicial en el Perú merezca el apoyo de todos.

Tras una serie de estudios, incluidos algunos de naturaleza longitudinal, se puede asegurar que la Educación Inicial aporta al individuo que la cursa mayores probabilidades de un óptimo desarrollo académico y laboral en su futura etapa de ciudadano. Igualmente, aquellos que la cursaron tienen menor probabilidad de incurrir en conductas impropias o cometer delitos cuando son jóvenes o adultos.

La Educación Inicial disminuye además las tasas futuras de repitencia y deserción escolar mejorando la productividad y eficiencia de los sistemas educativos en los niveles primario y secundario. Un dato proporcionado hace algunos años por la Fundación para los Derechos del Niño, daba cuenta, por ejemplo, que en Estados Unidos, el costo mínimo por un año de educación pre escolar es de $850, mientras que el costo de un año de repetición escolar es de $ 4000.

En momentos que arrastramos por casi dos décadas una acentuada crisis educativa y que el gobierno ha anunciado que invertirá preferentemente en el sector educativo, sería muy consistente que un gran porcentaje de estos gastos se destine a la universalización y mejoramiento de la Educación Inicial.
Desde una perspectiva de país, ampliar y mejorar la Educación Inicial pública es una política que no solo garantiza la inversión en los siguientes peldaños, sino que además reconcilia a la Nación ya que se estaría brindando por igual las mismas oportunidades a todos nuestros niños. Como diría la Fundación para los Derechos del Niño, la lucha por un mayor presupuesto para Inicial “es la batalla por lo justo y lo decente”