José Linares

Mi primera experiencia en educación, como empresario y como economista preocupado por la problemática nacional, se inició en el año 1996, cuando mi empresa, Aprender Creando Von Braun, ganó la buena pro del Ministerio de Educación para proponer nuevas tecnologías educativas, en el marco de un nuevo currículo nacional.

Este proyecto me permitió utilizar el primer software educativo de ese entonces, LOGO, del científico social Seymour Papert, del MIT, el cual tradujimos al español (según contrato) y al quechua (por nuestra cuenta), pues en la Gran Unidad Escolar Mariscal Cáceres de Ayacucho, encontramos que el 60% de los estudiantes hablaba quechua y el 40% español. Esto permitió que, en una misma aula, los niños aprendieran, simultáneamente, en español y quechua, cada uno en su lengua materna, obteniendo grandes resultados, que fueron compartidos en el programa dominical Panorama, y que posteriormente fue difundido al mundo por el Discovery Channel el año 2000.

Desde entonces, nuestra propuesta ha sido la robótica (construcción y programación), adaptada al enfoque construccionista “Aprender Creando: desarrollo de competencias tecnodigitales y socioemocionales con práctica de valores”, de nuestra creación, y que ya tiene más de dos décadas, con la cual buscamos, vía la creatividad, romper el ya viejo esquema de la educación memorística, donde los niños ven, oyen, escriben y transcriben lo que dice el docente, para que en su lugar, exploren, investiguen y solucionen problemas.

El aprendizaje ocurre, especialmente cuando los estudiantes están comprometidos en la construcción de un producto significativo, que puede ser una máquina, una historia, o un programa de computación. Cuando los estudiantes se involucran creando algo, haciendo algo, o construyendo algo, ellos, al mismo tiempo, están construyendo conocimiento en sus mentes.

Lamentablemente han pasado más de dos décadas, donde, en algunas oportunidades, se ha adquirido material de robótica para escuelas públicas, pero siempre sin capacitación docente, lo que no ha permitido construir conocimiento en el aula, a pesar de haber adquirido estos materiales.

Llegué a la robótica educativa gracias a la experiencia en tecnología que obtuve de mi primer mandato en el Senado de la República, cuando tuve a cargo la Comisión Modernizadora del Senado, que en ese entonces era presidido por Ramiro Prialé, quien, no obstante sus más de 80 años, se propuso modernizar la institución con tecnología, gracias a lo cual se logró convertir en fascículos el diario de los debates y entregarlo en solo 48 horas, cuando antes tomaba 10 años.

Además, se logró centralizar la información estadística de varias instituciones públicas con el Senado. De esta manera se pudo legislar y fiscalizar con más información.

Para esto, utilizamos la tecnología de las primeras computadoras Apple de aquel entonces y un computador central Mainframe de la IBM, con lo cual pude constatar que la Era Digital, a la que recientemente habíamos entrado, producía información y tecnología de forma inmediata, lo que cambiaría el mundo muy rápidamente.

Bastó reflexionar para entender que este cambio influiría mucho más con los niños y jóvenes nativos digitales, por lo cual se requería, con urgencia, una educación con respaldo tecnológico, donde la computadora debía estar presente como una herramienta para seguir construyendo conocimiento de forma concreta y digital, de lo contrario continuaríamos con el memorismo ahora digitalmente.
La reforma de la educación se anuncia permanentemente, pero con un afán de normalización que se centra en mejorar los niveles académicos buscando estándares, sin considerar que los estudiantes son individuos con diferentes capacidades y necesidades.
Se debe considerar que, desde hace dos décadas, en el ejercicio de la gran mayoría de las profesiones está presente la digitalización. Sin embargo, la tecnología no ha ingresado al ejercicio de la docencia, particularmente pública, que mantiene muchas trabas basadas en el conservadurismo y el tradicionalismo. Recordemos que, en el 2017, el Minedu generó un estudio sobre el uso de tecnología en los maestros y dio como resultado que solo el 10%, vía la robótica, tenía capacidades computacionales. Esto es algo que sucede no solo en Perú, sino en gran parte del mundo occidental.

Sin embargo, es diferente en el Oriente, donde se ha incorporado el smartphone como el primer elemento educativo, lo que permite que los estudiantes tengan autonomía en su educación y acceso a todos los conocimientos, gracias a lo cual hoy tienen la mejor educación del mundo según la prueba PISA de la OCDE.

En el Perú, para lograr un verdadero desarrollo sostenible, reitero, se requiere de un cambio drástico en la educación a través de un pacto nacional con programas de corto, mediano y largo plazo (a 20 años), libres de las coyunturas políticas.

Por ECO. José Linares Gallo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *