
Por: José Linares Gallo
Como se sabe, Lima es sede de la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Y dado que esta conferencia entró en vigor en 1994 en Berlín 20 años atrás, se denomina a la de Lima como “COP 20”. Coincidentemente, este año culmina el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación con Miras al Desarrollo Sostenible (2005-2014).
Un documento de las propias Naciones Unidas publicado hace algunos años, señala que la Organización se ha tomado a pecho el rol de liderazgo, ayudando a catalizar, guiar, coordinar y documentar esfuerzos relacionados en todo el mundo.

Sin embargo, todo sigue siendo insuficiente para la magnitud del problema. El Banco Mundial acaba de afirmar, por ejemplo, que la tierra sufrirá un calentamiento global cercano a los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales debido a las emisiones pasadas y previstas de gases de efecto invernadero. Esto sucedería antes de mediados de siglo.
“En los Andes de América del Sur y en las montañas de Asia central, los glaciares han perdido gran parte de su volumen”, señala el Banco Mundial y esto se muestra obvio a ojos de quienes hemos tenido oportunidad de visitar recientemente nuestras zonas alto andinas.

El derretimiento de los glaciares tiene como efecto inicial el incremento del caudal de los ríos generando un alto riesgo de inundaciones graves para luego en algunas décadas entrar en riesgo de sequías. El planeta entraría “en trompo” cuando a fines de este siglo (o mucho antes) desaparezcan los glaciares andinos y gran parte de los glaciares de Asia central tal como predice el Banco Mundial.
Sin una acción concertada el Banco Mundial predice que el calentamiento global subiría a 2,0°C y que para fines de siglo nuestro planeta tierra tendría un calentamiento global de 4,0 °C. Es decir nuestros hijos o nuestros nietos sufrirían directamente la consecuencia de lo que ahora no hagamos.

En torno a los esfuerzos realizados hasta ahora son destacables todos aquellos orientados a la educación y particularmente a la concientización de los nuevos ciudadanos respecto a los peligros del cambio climático y consecuentemente más activos en oponerse al status quo energético. Esto por supuesto tiene mucho más impacto en los países del primer mundo que son los que más emiten los gases efecto invernadero.
Dentro de todos los esfuerzos educativos destaca el de la Universidad de Göteborg y de la Universidad de Tecnología de Chalmers, las cuales se unieron para definir y desarrollar contenidos educativos para la primera Infancia. Se trata en esencia de crear nuevos ciudadanos. Ciudadanos que se opongan militantemente a la destrucción del planeta.
En el menú, por ejemplo, se trataron las implicancias pedagógicas de ayudar a los niños a aprender tempranamente las 4R: “Reducir”, “Re-usar”, “Reciclar” y “Respetar”. En el caso de “Reducir” el consumo por ejemplo se trata de ver cómo podemos —desde una perspectiva pedagógica contrarrestar la fuerte exposición de los niños a la plétora comercial que promueve el hiper-consumo.
Von Braun a favor del desarrollo sostenible
El Instituto von Braun mucho antes que se iniciara el “Decenio de las Naciones Unidas de la Educación con Miras al Desarrollo Sostenible” tuvo como elemento rector de su acción pedagógica a la Educación Eco-inteligente.
Fue así que a través de la Oficina Regional para América Latina, LEGO promovió y enfatizó su adhesión a los principios rectores del enfoque “Ciencia, Tecnología y Sociedad” CTS, el cual —dígase de paso, ha inspirado sucesivas cumbres y acuerdos mundiales de la cual el Perú ha sido puntual suscriptor, aunque no necesariamente puntual cumplidor.
El enfoque CTS incluye todos los aciertos del enfoque Ciencia, Tecnología y Ambiente que aún rige en las escuelas de todo el mundo, pero agrega además —como componente principal, el juicio crítico sobre los avances de la Ciencia y Tecnología. En consecuencia va mucho más allá de lo meramente cognitivo o descriptivo.
Consecuentemente con lo antes señalado, el Instituto Von Braun da la bienvenida a los miles de visitantes que hoy se encuentran en Lima para la COP 20 y sugiere que desde ella se promueva la marca Educación Eco-inteligente para distinguir a las escuelas, instituciones de todo el mundo que promueven el cuidado del medio ambiente. Buscando con ello que no solo los Estados sino la sociedad entera sienta cada vez más pertenencia a esta tarea que nos corresponde a todos.
