José Linares

El Seguro Social de Salud, conocido como EsSalud, desempeña un papel crucial en la cobertura de salud para más de 12 millones de afiliados y sus familiares directos en Perú. Sin embargo, enfrenta una crisis financiera que amenaza la calidad y accesibilidad de los servicios que brinda.

La complejidad de la situación se ve exacerbada por factores políticos, la pandemia del coronavirus y una serie de desafíos estructurales.

Con un presupuesto de 14 mil millones de soles, EsSalud destina el 52% al pago de personal, el 28% a servicios y el 20% a bienes. Aunque cuenta con 57,335 trabajadores en todo el país, existe una brecha significativa de personal (24,244), principalmente asistencial, por cubrir. La inestabilidad institucional, marcada por el cambio de ocho Presidentes Ejecutivos en los últimos tres años, viene generando una mala gestión y débil gobernanza, incrementando la crisis y comprometiendo la atención a los asegurados.
La pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la cobertura y el uso de servicios de salud.

La disminución de la demanda, combinada con problemas políticos, ha creado un entorno desafiante para EsSalud. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en diciembre 2023, publicó el Estudio Financiero Actuarial que realiza de forma recurrente, el cual revela la precaria situación financiera de EsSalud, y que busca darle a EsSalud elementos para la toma de decisiones estratégicas que permitan fortalecerlo en términos de sostenibilidad, cobertura y calidad de los servicios prestados.

A pesar de un superávit registrado en 2022 de 911 millones de soles, la OIT advierte que la situación empeorará a partir de 2023. La alta informalidad laboral y la variabilidad en las remuneraciones (personal no calificado en puestos directivos estratégicos, provenientes de cuotas políticas), son factores que podrían afectar negativamente los ingresos futuros. Además, el aumento de la pobreza después de la pandemia ha generado una población asegurada con condiciones sociales deficientes y un mayor riesgo de problemas de salud.

La OIT proyecta para 2032 un déficit de 3,901 millones de soles; con un crecimiento el número de titulares y asegurados, particularmente de una población mayor de 65 años. Esta situación plantea desafíos significativos para la cobertura de seguros y los servicios de salud, con un aumento previsto en la tasa de utilización de servicios hasta 2024 y un crecimiento en las hospitalizaciones hasta 2026.

EsSalud ha experimentado un debilitamiento persistente en sus resultados financieros, y proyecta un déficit de 500 millones de soles en 2023, tendencia atribuida al aumento en las prestaciones médicas y económicas, la disminución de otros ingresos y el aumento del gasto en infraestructuras. La falta de recursos se traduce en una atención más lenta y deficiente, con demoras de hasta dos meses para conseguir una cita; circunstancia que, rápidamente, podría llegar hasta 10 meses o 1 año de no revertirse la situación.

Aunque parezca mentira, el MINSA, sin ningún aporte, brinda un servicio más rápido y eficiente a la población, por lo que muchos asegurados están prefiriendo los establecimientos del Ministerio de Salud.

Plantear volver a incluir los aportes por las gratificaciones y aguinaldos de los trabajadores CAS, que hasta el 2010 eran del 9%, permitiría que EsSalud genere un ingreso adicional de aproximadamente S/ 2,300 millones anuales. Sin embargo, esta propuesta sería viable solo en la medida en que se pague la deuda total con EsSalud, que asciende a 5,324 millones de soles, siendo el 60% responsabilidad del sector privado y el resto del Estado.

Todo ello en un contexto de una reforma profunda del seguro social, que requiere la participación del Congreso de la República y del Ejecutivo, a través de una estrategia integral que aumente los ingresos, contenga el gasto y mejore las prestaciones de salud.

El riesgo de consumir la reserva técnica y enfrentarse a la quiebra es inminente si no se implementan medidas correctivas de manera urgente. Además, la falta de fiscalización y sanciones por parte de instancias públicas y privadas plantea la necesidad de establecer en la reforma, un mecanismo efectivo de supervisión para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de EsSalud, con uso de tecnología.

Enfrentar la crisis integral en EsSalud exige un enfoque holístico que aborde tanto los desafíos económicos como los institucionales.

La colaboración entre el gobierno, el sector privado y organizaciones internacionales es urgente, y será crucial para garantizar la sostenibilidad, cobertura y calidad de los servicios de salud ofrecidos por EsSalud, y que el presidente y directorio sean elegidos por el Ejecutivo, los empresarios y los profesionales de la salud a través de sus colegios profesionales.

Por ECO. José Linares Gallo

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