José Linares

Por Eco. José Linares Gallo

 

Vargas Llosa es uno de los personajes con mayor nivel de cambio estructural del Perú contemporáneo. Su opinión ha influido en los tiempos más aciagos de la política peruana y ha obtenido diversos premios literarios más allá de su consabido Nobel otorgado en 2010. Su pensamiento también ha dejado una notable estela de pensamiento liberal tras su primer intento de candidatear a la Presidencia de la República con el Frente Democrático, FREDEMO.

Sin embargo, antes ya se había negado a ocupar un cargo público, aunque se le habían ofrecido muchos, como el mismo reveló en una entrevista concedida al diario El País. «Si un escritor asume una responsabilidad política su oficio debe quedarse en el vestuario” decía Vargas Llosa para explicar su renuencia a aceptar dichos cargos».

Ahora que Vargas Llosa ha pisado ya el pináculo de la literatura universal, ha dejado aparte  este dilema. Por lo demás, su margen de decisión personal luce completo en circunstancias que ha decidido separarse de Patricia Llosa. Siendo así no tiene el apremio de una familia que le reclame no contaminarse con la política peruana. No sería extraño entonces que la política vuelva a ejercer una atracción que siempre estuvo en él.

Hoy cuando el Perú luce, cada vez más fracturado política y socialmente, cabe recordar que Vargas Llosa fue el “as bajo la manga” que el presidente Belaunde estaba decidido a arrojar sobre el tablero político peruano en su segundo gobierno, justamente en una época preelectoral similar a la hoy; donde se requería generar consensos en medio del hervidero político. Vargas Llosa dijo en aquella entrevista “he escrito tantas veces de política y he criticado tanto a los políticos, que me parecía honesto decir que sí, Pero como se sabe esto no sucedió.

Vargas Llosa supo romper con su impronta juvenil izquierdista ayudado tal vez por el caso Padilla en Cuba y el feroz ataque a la prensa peruana en el Gobierno Militar. Pesaba más en él su estirpe libertaria que su ingenuo idealismo. Desde entonces fue un ácido crítico de las dictaduras mundiales sean ellas de izquierda o derecha. Y aún de los regímenes democráticos que según su sentir cruzaban la línea.

De hecho, en Perú emprendió toda una cruzada contra el primer gobierno de Alan García, en tiempos donde este intentó estatizar la banca. Creció políticamente e hizo surgir en aquel entonces a líderes juveniles que aún se mantienen en cargos públicos y privados expectantes. Entre ellos a nuestro actual Primer Ministro.

Tiene conciencia que se le reconoce en el Perú por su honestidad a prueba de todo y de dicha reputación se sirvió para influir en los electores a favor del Presidente Humala cuando rivalizaba con Keiko Fujimori. La Hoja de Ruta y el patrocinio de Vargas Llosa fueron la carta de ciudadanía política de nuestro actual presidente.

Vargas Llosa nunca dejó el país. De hecho sus novelas se nutren de él y cuando hubo que poner en suspenso su oficio de escritor no dudó en hacerlo. ¿Volverá al ruedo político hoy que hay un desencanto del sistema democrático? Ante este peligro ya antes ha afirmado “creo que todos debemos arrimar el hombro para salvarlo”

Reiterando lo ya expresado en anteriores artículos donde consideró que el perfil del próximo  Presidente del país requiere mostrar eficiencia y ética en el ejercicio profesional o empresarial de serlo atributos que sin duda dispone Vargas Llosa con enorme solvencia. También es necesario capacidad de consenso que deberá demostrarnos quien es din duda el personaje más proteico del Perú.

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