José Linares

El Perú es un país sísmico, por encontrarse en el Cinturón de Fuego del Pacífico, y su historia se ha visto marcada por grandes movimientos telúricos.

Incluso, el mes de octubre, en el que curiosamente han coincidido sismos desde la época del virreinato hasta nuestros días y que es conocido como el mes de los temblores, también es llamado el mes morado, en homenaje al Cristo Moreno, pues durante los sismos de 1655 y 1687, que destruyeron gran parte de Lima, no se destruyó la pared de adobe donde se encontraba pintado; por lo que se le empezó a llamar Señor de los Milagros.

El último terremoto devastador en el Perú se dio el 2007 en Pisco, con una población aproximada de 130 mil personas, y tuvo una magnitud de 8.0 Mw (Magnitud Momento), causando 595 muertos, 2291 heridos, 76,000 viviendas destruidas e inhabitables y el 60% de personas afectadas en el departamento de Ica (431 mil de las aproximadamente 700 mil que había en ese entonces).

Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), durante el terremoto del 2007, se registraron niveles de aceleración del suelo de 400 centímetros por segundo al cuadrado (cm/s2).

De haberse producido este sismo de 8.0 Mw en la costa de Lima, los suelos de la capital podrían haberse sacudido a 500 cm/s2 y en el Callao de 700 a 900 cm/s2. Lo que nos indica que Lima, y sobre todo Callao, son más vulnerables que Ica frente a un terremoto. Debemos tener en cuenta que Lima tiene una población de casi 10 millones de habitantes, lo que podría significar millones de afectados.

Esto es relevante pues Lima viene acumulando energía sísmica desde 1974, cuando un terremoto de 7.6 grados en la Escala de Richter, remeció la ciudad, con un saldo de 78 muertos, 2,414 heridos y pérdidas materiales de aproximadamente 2,700 millones de soles.

Las zonas con mayor riesgo sísmico en Lima son las faldas de los cerros, los suelos arenosos, las áreas de humedales y las construcciones precarias y antiguas ubicadas en el Cercado de Lima, Villa El Salvador, Lurín, Ventanilla, Comas, Independencia, San Juan de Lurigancho, Callao, Chorrillos y La Molina (IGP).

En el 2019 el IGP anunciaba que a fines de ese año ya habría un sistema de alerta antisísmica similar al que existe en México desde 1991.
El sistema mexicano, a la fecha, cuenta con 10 mil altavoces y un sistema de comunicación vía radio, televisión y mensajes al celular, que advierten de los sismos hasta 50 segundos antes de que se sienta el movimiento telúrico.

En Japón, el año 2010, se instaló un nuevo sistema de alerta temprana contra terremotos y maremotos, que, dependiendo de la distancia a la que uno se encuentre del epicentro, podría ser avisado con hasta más de un minuto de antelación.

El sistema antisísmico peruano estará en plena operación en el 2022 y su estrategia involucra la participación de los gobiernos locales. En este contexto, el 13 de octubre de este año (2 años después del anuncio del IGP), se instaló la primera alarma antisísmica en el Perú, en el distrito de Lince, en Lima. Al respecto, el ministro de defensa dijo que este sistema brindará de 8 a 25 segundos para evacuar durante un eventual sismo.

Debemos tomar como referencia a Japón y México, si la tecnología mejora cada día, no se puede hablar de 8 a 25 segundos, cuando existe tecnología, ya instalada hace más de 10 años, que supera largamente estos tiempos. La vida no tiene precio.

Habiéndose programado el inicio escolar híbrido (virtual y presencial) en marzo, se necesita realizar una inspección antisísmica particularmente en los colegios públicos (los cuales no requieren de certificados de Defensa Civil para funcionar, a diferencia de cualquier otra actividad privada o pública). En el caso de las universidades e institutos, estos ya pasaron por evaluaciones estructurales debido al licenciamiento de la Sunedu y el Minedu.

Por ECO. José Linares Gallo

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