José Linares Gallo

En una reciente conferencia, el embajador y viceministro del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista de China al Perú, Ma Hui, ha resaltado la importancia de la relación entre ambos países. En su discurso, destacó aspectos clave de la experiencia de su nación en la reducción de la pobreza, la mejora de la educación y el desarrollo de infraestructura. Estas experiencias pueden servir como un referente estratégico para el Perú en su búsqueda de estabilidad, seguridad y crecimiento económico sostenido.

China ha implementado una política de reducción de la pobreza mediante la educación con inteligencia artificial (IA), asegurando que ningún grupo quede excluido del progreso, logrando que 800 millones de personas salgan de la pobreza en 30 años. En el Perú, la brecha educativa sigue siendo un desafío importante, con marcadas diferencias entre regiones urbanas y rurales, donde las brechas de género sobresalen, con un 30% de mujeres que no trabaja ni estudia en el ande peruano, y 10% en la costa.

Para tratar de replicar esta experiencia exitosa, el Perú podría implementar zonas educativas especiales, dotadas de infraestructura moderna y tecnología avanzada con IA, con un enfoque en formación técnica e innovación, para lo cual se requeriría que los docentes sean capacitados integralmente en un contexto de desarrollo tecnológico de las eras industrial, analógica y digital, desarrollando construcción, robótica y electrónica.

Además, se debería fortalecer la cooperación con China a través de sus experiencias de desarrollo de los últimos años, donde priorizaron utilizar el chino mandarín como única lengua por la que transitó su desarrollo tecnológico. En Perú se debería transitar por el español y por el quechua sureño, por ser el más hablado, con más de 4 millones de hablantes.

Uno de los ejemplos más relevantes de cooperación entre China y Perú es el puerto de Chancay, comparado por el Viceministro con el modelo de desarrollo de Shenzhen, una ciudad que pasó de ser una pequeña aldea pesquera a convertirse en un polo industrial y tecnológico de clase mundial. Shenzhen representa el éxito de las reformas económicas chinas iniciadas en 1978, que transformaron el país en la fábrica del mundo y, más tarde, en un líder global en innovación.

Para el Perú, Shenzhen representa un modelo viable de cómo una inversión sostenida en infraestructura, educación y desarrollo tecnológico puede generar una transformación radical en la economía. Con el puerto de Chancay como punto estratégico, el Perú tiene la oportunidad de crear zonas económicas especiales alrededor de esta infraestructura, atrayendo inversión extranjera, fomentando la industrialización y elevando la competitividad del comercio peruano en el escenario internacional.

China ha logrado mantener un entorno de estabilidad y seguridad, factores determinantes para su crecimiento sostenido. En el Perú, la falta de estabilidad y seguridad económica sigue siendo un obstáculo para el desarrollo, afectando tanto la inversión como la calidad de vida de la población, por lo cual se podría tomar de referencia la experiencia china en el desarrollo educativo, acompañado de la más alta tecnología (IA).

Para avanzar en esta dirección, el Perú podría implementar un programa nacional de formalización productiva, que brinde incentivos y capacitación a pequeños emprendedores y trabajadores informales, permitiéndoles acceder a beneficios sociales y financieros. Asimismo, el fortalecimiento del diálogo con China permitiría compartir experiencias en gestión de seguridad ciudadana y políticas de bienestar social, con el objetivo de reducir desigualdades económicas y mejorar las condiciones de vida en las comunidades más vulnerables.

Más allá de la cooperación económica, la relación entre China y Perú puede afianzarse en sus culturas milenarias, ambas con una historia marcada por períodos de esplendor, resistencia y procesos de transformación frente a desafíos externos. Tanto China como Perú han sido, en distintos momentos de su historia, territorios sometidos y saqueados por potencias extranjeras, lo que ha moldeado en ambas naciones una lógica de protección de su soberanía y búsqueda de un desarrollo autónomo.

En la actualidad, la relación entre China y Perú ya ha alcanzado un nivel avanzado, con proyectos de cooperación en diversas áreas, incluso implicando un importante mercado para las exportaciones peruanas, principalmente las frutas (arándano, uva, café, etc.).

Sin embargo, es necesario profundizar esta asociación mediante estrategias concretas que generen beneficios mutuos a corto, mediano y largo plazo. Además de la infraestructura y la educación, la innovación tecnológica podría convertirse en un eje clave de la cooperación, promoviendo la digitalización de los servicios públicos y el fortalecimiento de la economía digital en el Perú.


🔗📌 Artículo publicado en el diario Expreso:

https://www.expreso.com.pe/opinion/lecciones-de-china-para-el-desarrollo-del-peru/

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