Por Eco. José Linares Gallo
El uso del lenguaje y su evolución están estrechamente ligados a la tecnología. La razón de ello es que cada nuevo objeto que se inventa requiere un nuevo proceso, así como nuevas coordinaciones entre los seres humanos involucrados en acometer dichos procesos. Surgen por lo tanto muchas nuevas circunstancias, situaciones e incluso productos intermedios que necesitan ser designados por el lenguaje.
¿Qué explica entonces que nuestra lengua quechua carezca de vocablos tecnológicos? Más aún: ¿Qué explica que aún los diccionarios más actualizados de nuestra lengua insignia sigan siendo una reproducción casi exacta de los primeros que circularon en épocas de la Colonia?
Como se sabe en tiempos del incanato la falta de escritura o la ausencia de la matemática formal no impidieron ni ralentizaron el desarrollo de la tecnología como lo evidencian sus grandes obras de ingeniería. Se sabe además que la tecnología fue de uso extendido de la población.
La ausencia de mercado y moneda de intercambio al mantener una baja tasa de especialización del trabajo explican en mucho esta diseminación de la “tecnología popular” pero también los incentivos que el incanato, por ejemplo, promovía para mejorar la productividad de los cultivos, algo que luego era socializado debidamente.
¿Se podría decir entonces que la destrucción del aparato productivo incaico y la tecnología que le daba soporte, trajo consigo por igual la extinción también del lenguaje tecnológico?
Al parecer la respuesta sería afirmativa y se podría sostener en una suerte de silogismo: la extinción de la tecnología (la causa que hizo emerger nuevos vocablos) hizo que por igual se extinguieran las expresiones asociadas a ella al caer repentinamente en desuso, todo este andamiaje tecnológico,
Cabría entonces ahora preguntarnos por qué transcurridos doscientos años de República los diccionarios quechua siguen siendo carentes de vocablos tecnológicos, de la era industrial, analógica y digital. Pero aún más deberíamos preguntarnos por qué carecen incluso de vocablos económicos que fueron introducidos con la Colonia
¿No es acaso esta la mejor evidencia de que las poblaciones quechua hablantes fueron excluidas desde entonces del mercado? La palabra “bien”, por ejemplo, en quechua denota a un adjetivo calificativo: “Eso está BIEN hecho”. Pero, no tiene acepción de sustantivo como un BIEN de propiedad.
Con la llegada de la Colonia y los 200 años de República no solo sobrevinieron siglos de oscurantismo tecnológico para millones de antiguos peruanos, sino que además fueron orilladas a la producción de autoconsumo y sobrevivencia.
Puestos en tal situación (desconectados del mercado y de la tecnología) al ser útiles productivamente solo para sí mismos hicieron surgir un fenómeno social, económico y político muy sui generis. No son comparables a la generación NINI del Perú (NI estudian, NI trabajan) pero tampoco son o fueron, en rigor técnico, parte de la PEA (Población Económicamente Activa).
De hecho, no ha quedado otra política a los sucesivos gobiernos que lanzarles un salvavidas que por su naturaleza permanente contradice la utilidad pasajera de todo salvataje. Optaron por dar pescado (asistencia social) en lugar de enseñarles a pescar. Pero el costo de mantener a una tercera parte del país fuera de la PEA es incalculable y sus efectos por igual.
Dicho todo esto se entenderá porque desde hace un cuarto de siglo junto con otros colegas estoy empeñado en hacer de facilitador de situaciones que revitalicen el quechua. Pero desde una perspectiva donde estén involucradas actividades tecnológicas.
La puesta en marcha de cursos para jóvenes quechua – hablantes en diversos procesos de formación tecnológica nos dio la idea de ensayar una producción “natural” de los vocablos tecnológicos desde la perspectiva del usuario que ya han atraído el interés de INALCO- La Sorbona y nos han franqueado la participación formal en la comunidad mundial del lenguaje de programación Scratch del MIT que muy pronto lanzará su versión en quechua, utilizando los vocablos tecnológicos de mi libro: Alfabetización digital en quechua, el cual presenté en el Congreso de la República en noviembre del 2017.
Noviembre, 2019.