José Linares

Perú cuenta con reservas de petróleo, pero es importador neto de hidrocarburos desde hace casi diez años, y por lo tanto sometido a las fluctuaciones de las cotizaciones internacionales de los precios del petróleo. La crisis sanitaria de la covid-19, los efectos de la guerra en Ucrania y las repercusiones de las sanciones económicas a las exportaciones de petróleo de Rusia, han derivado en una crisis energética por la elevación de los precios del petróleo en todo el mundo.

Durante el primer semestre de 2022 los precios del petróleo de OPEP subieron en 57.6%, llegando a 117.16 dólares por barril. Desde el inicio de la guerra en Ucrania el aumento fue de 24.2%, y continúa con una tendencia creciente. Esta situación global, ha repercutido en una mayor inflación, una menor expansión de la producción y el aumento mundial del desempleo.

El efecto inflacionario de este incremento de los precios del petróleo plantea para el país, la necesidad buscar una solución de corto, mediano y largo plazo, en simultáneo.

La producción peruana de petróleo se encuentra deprimida (falta de exploración y explotación del crudo): en mayo de este año fue de 41,000 barriles de petróleo por día.

Sin embargo, se tienen que importar alrededor de 200,000 barriles diarios, para satisfacer la demanda nacional de petróleo. Importamos petróleo, principalmente, de Ecuador, Brasil y Colombia, como insumos para el proceso de refinación de combustibles. Recordemos que en Talara se perforó el primero pozo petrolero de América Latina.

Respecto a las refinerías: la que está ubicada en Talara (a 1000 km de Lima, el mayor consumidor) es de propiedad estatal (Petroperú) y la otra, ubicada en Lima, es de propiedad privada (Repsol). Ambas abastecen de combustibles a todo el territorio nacional. La cadena de distribución (grifos) en su mayor parte es privada, lo que dificulta la calidad regulatoria de los combustibles y la oferta de precios en el mercado. En verano vemos largas colas de vehículos comprando combustible en el grifo de Petroperú ubicado al sur de Lima.

En este contexto, es bueno recordar, primero, lo que pasó con la venta indiscriminada de empresas y activos públicos, efectuada por Fujimori durante su gobierno. En 1996, se vendió a Repsol el 60% de la refinería La Pampilla, por 180.5 millones de dólares, teniendo un precio base de 108 millones de dólares (privatización). Y, en segundo lugar, en el 2013, Ollanta Humala firmó un contrato para modernizar la refinería de Talara, por 2,700 millones de dólares, proyecto que terminó costando 5 mil millones de dólares.

Tras esta absurda experiencia, considero necesario convertir a Petroperú en una empresa mixta, con gerencia privada, para intervenir en el mercado de los hidrocarburos que requiere el país, en función a sus ventajas comparativas; se necesita de socios estratégicos privados y auditoría internacional, que aseguren eficiencia sin corrupción.

Actualmente, el Gobierno ha propuesto entregar a Petroperú el 100% de lotes petroleros que tienen contratos por vencer, y para superar su crisis de liquidez le ha prestado hasta fines de este año US$ 750 millones. Para lograr este objetivo, Petroperú tendría que invertir entre US$ 200 y US$ 400 millones, lo que requeriría, necesariamente, de inversión privada.

También es necesario abrir los campos petroleros cerrados del norte y los marítimos, así como mejorar el oleoducto para evitar los permanentes derrames, que han tenido un costo aproximado de S/.300 millones. Se debe buscar que la nueva refinería de Talara tenga una parte importante del crudo que necesita, sin necesidad de importarlo.

Si bien es cierto, los combustibles que producirá la nueva refinería serán más limpios, hay que asegurar que el mayor consumo se dé en Lima, considerada una de las capitales del mundo con mayor polución. También se tiene la alternativa del gas natural (combustible limpio), que ya es utilizado en el medio de transporte más importante de Lima (Metropolitano), por lo que se podría seguir masificando su uso en todos los medios de transporte.

Por ECO. José Linares Gallo

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