José Linares

Por Eco. José Linares Gallo

La Descentralización busca el Desarrollo integral, armónico y sostenible del país, mediante la separación de competencias y funciones, y un equilibrado ejercicio del poder por parte los tres niveles de gobierno.

El 30 de octubre de 2005 se realizó el referéndum para conformar 5 regiones. En 15 de los 16 departamentos ganó el “No”. Y por eso, hoy hay Gobiernos Regionales de base departamental. No existen regiones. El desorden en el proceso de descentralización surgió luego de este fracaso, donde las distintos gobiernos actuaron dando marchas y contramarchas pero no replantearon el modelo de descentralización y solo se preocuparon por incidir en el cumplimiento de requisitos formales y administrativos, que se reflejan en el cómo se descentralizó, que caracterizamos abajo. Cómo se ha descentralizado:

  • Con base en los departamentos preexistentes (y sus desigualdades).Apoyándose en las mismas instituciones (y sus limitaciones): CTAR y Direcciones Regionales preexistentes.
  • Un sistema de acreditación que no logró verificar capacidades institucionales.
  • Transferencia de funciones sin construir capacidades para ejercerlas.
  • Una asignación inercial de recursos y un sistema de presupuesto público enfocado en controlar el gasto.
  • Un sistema de empleo público congelado donde conviven personal permanente (nombrados), con derechos limitados (CAS) y volátil (personal de confianza y locaciones de servicios).
  • Ministerios con más o menos las mismas limitaciones de autonomía presupuestal y renovación de personal, aunque mitigadas por la ventaja de formar parte del nivel central.
  • Un Estado marcado por una larga historia de corrupción y clientelismo y un sistema de representación política muy débil para controlarlos. Asimismo, con poca importancia en el fortalecimiento de la descentralización municipal – local.
  • Sin una verdadera institucionalización y práctica de la participación ciudadana.
  • Falta de articulación ente la Modernización del Estado y la Descentralización, que durante muchos años se les ha visto operar sin coordinación entre ellas y subyacentemente el tema centralización nacional (rectoría) y la descentralización.
  • La inacción y falta de coherencia de los Gobiernos en la toma de decisiones públicas referidas al proceso de descentralización.

Nos encontramos con que el modelo de regionalización tuvo algunas deficiencias estructurales, entre ellas, el rol marginal de las provincias y la imposición de los departamentos como único punto de referencia para la construcción regional. También  un profundo desconocimiento e incomprensión del papel de las ciudades en la generación de nuevas formas de articulación del territorio; la subvaloración de la identidad departamental y de los intereses de los liderazgos políticos de cada una de estas circunscripciones, problemas que se agravan por la fragmentación y crisis de los partidos nacionales.

¿Pero fracasó la Descentralización?

Algunos optaron  por recentralizar algunas funciones transferidas a los Gobiernos Regionales y declarar el fracaso del proceso de descentralización, pero ese es un escenario tremendista y de retroceso, donde hay en juego muchos intereses económicos y poco democráticos. No podemos hablar de fracaso, sobre todo si la Descentralización – Regionalización de un país es un proceso complejo y progresivo, frente al cual el Estado debe tener una política de Estado clara y sostenida. Nuestra reflexión es que se debe descentralizar reformando, porque en realidad no necesitamos descentralización por sí misma, lo que se necesita es un Estado al servicio de la personas (ciudadanos). La descentralización es sólo un medio, y como tal no puede quedarse en una reforma interna del Estado. Hay que sacarla de ahí para hacerla llegar a la gente, principalmente a los más excluidos, con servicios públicos en cantidad y calidad crecientes. Esta es la principal competencia compartida que vincula a los tres niveles de gobierno, obligándolos a complementarse.

Esto conlleva a desarrollar la gestión descentralizada e implica partir de los bienes y servicios que el Estado entrega al ciudadano (productos) y no de las funciones (actividades, como actualmente se realiza). Asimismo, definir las responsabilidades concretas en el flujo de producción del bien o servicio público a entregar, en el nivel regional o local. Por tanto el rol del Gobierno Regional, como un nivel intermedio de gobierno, es resolver la tensión entre lo sectorial, multisectorial y lo territorial, en sus resultados. Es decir articular la acción pública en el territorio, para acercar los servicios públicos a la gente, articulando con los gobiernos.

Desde el 2011, la dinámica del proceso de Descentralización situó a los tres niveles de gobierno frente al reto de desarrollar la gestión descentralizada, y puso en manos de los gobiernos descentralizados la responsabilidad de prestar servicios directamente a la población para satisfacer sus derechos y legítimos intereses.

Siguiente Artículo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *