José Linares

Las Orientaciones Estratégicas del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para el bienio 2023-24, de junio de este año, resultan importantes para el Perú, pues deberían convertirse en políticas públicas de carácter económico y social, con la ventaja de que ya han sido aplicadas con éxito en otros países.

La OCDE se formó hace 60 años con los valores compartidos de multilateralismo, democracia, mercados abiertos, inclusión, sostenibilidad, paz y prosperidad.

La pertenencia o adhesión a la OCDE sigue siendo la forma más directa y eficaz de garantizar la adopción y decisión de sus valores, estándares y buenas prácticas compartidas. Actualmente están en proceso de adhesión Brasil, Bulgaria, Croacia, Perú y Rumanía; y cada país debe demostrar un compromiso claro con dichos valores, estándares y buenas prácticas.

Estas orientaciones plantean estrategias para la gestión de la OCDE en el siguiente bienio 2023-24, centrándose en los efectos mundiales de la guerra entre Ucrania y Rusia, que nos afecta indirectamente por la subida de los precios de los hidrocarburos, fertilizantes y granos; en los problemas causados por la pandemia de covid-19; y los riesgos para la recuperación económica mundial.

En marzo de este año, la inflación de los precios al consumidor de los países que conforman la OCDE fue del 8.8%, la tasa más alta desde octubre de 1988, y el índice de precios de los alimentos de la FAO saltó a su nivel más alto desde su creación en 1990, manteniendo su tendencia al alza.

También existen otros posibles desafíos mundiales a largo plazo derivados de la guerra. Estos incluyen la necesidad de mantener el apoyo humanitario a un número aún mayor de refugiados durante un periodo prolongado y ayudarlos a ingresar a los mercados laborales del país de acogida, las presiones para aumentar el gasto en defensa en Europa y en otros lugares, y la posible fragmentación de la economía mundial en bloques rivales. La guerra también refuerza la necesidad de que todos los países fortalezcan la seguridad energética y alimentaria.

Para el Bienio 2023-24, la OCDE se plantea cinco áreas prioritarias de Trabajo: (1) Optimizar la fuerza y la calidad de la recuperación en curso, tras la pandemia de covid-19. (2) Liderazgo en la acción climática. (3) Aprovechar las oportunidades de la transformación digital. (4) Ayudar a garantizar el buen funcionamiento de los mercados mundiales. Y (5) el compromiso global de promover las normas de la OCDE.

Se destaca el énfasis de la organización en mantenerse al día con los avances tecnológicos en curso (por ejemplo, la computación cuántica); en contribuir a reafirmar el potencial de la transformación digital; en apoyar la cooperación internacional para difundir los principios, estándares y buenas prácticas digitales de la OCDE; y en buscar que se invierta en políticas efectivas de educación y habilidades con un enfoque particular en las habilidades digitales, que comenzarán a ser medidas a partir de la próxima prueba PISA, en octubre de este año.

Para el Perú, la prueba de medición educativa PISA, gestionada por la OCDE, resulta muy importante, en la perspectiva de mejorar la calidad de nuestra educación.
Asimismo, frente al cambio climático, a fin de asegurar el cero neto global en emisiones de carbono para el 2050, Perú podría sustituir el petróleo por el gas natural, y también aprovechar nuestras caídas de agua para generar energía hidroeléctrica, lo que permitiría, a la par, irrigar nuestras costas. También se podría utilizar energía eólica, solar, y otras renovables. Tengamos en cuenta que, actualmente, somos importadores netos de petróleo. Solo producimos el 20% de lo que consumimos.

En el plano digital es necesario generar políticas teniendo como premisa lo planteado por la OCDE, que nos permita asegurar un tránsito efectivo hacia la digitalización del país. Se debe aprovechar las oportunidades de la transformación digital y gestionar mejor algunos de los riesgos y desafíos.

El Plan Estratégico de Desarrollo Nacional Peruano al 2050, acoge en su propuesta alcanzar el bienestar de las personas y fomentar el desarrollo, las condiciones dignas y mejorar la calidad de vida, en sintonía con lo propuesto por la OCDE, junto al desarrollo económico, el cuidado ambiental y los medios para alcanzar su potencial de forma sostenida en el tiempo.

Por ECO. José Linares Gallo

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