José Linares

Los Bancos Centrales de los países, son los encargados de subir o bajar la tasa de interés de referencia en su territorio, lo que influye en las tasas de interés que pagan o cobran las entidades bancarias.

Los Bancos Centrales tienen el mandato de ver los precios estables, y por eso cuando perciben que la inflación es muy elevada, proceden a subir los tipos de interés, con el objetivo de frenar esa inflación, es decir, aumenta el costo de los préstamos y del endeudamiento, buscando reducir el consumo con la idea de que, si se reduce la demanda, puede bajar el nivel de precios. Paralelamente, conlleva a un aumento de los rendimientos de los ahorros, con el mismo objetivo.

Pero, la subida de la tasa de interés como única medida para contener la inflación, necesariamente frena la inversión privada, lo que afecta negativamente la economía, principalmente cuando existe una enorme dependencia de importaciones en la canasta básica, sumado a la importación del 80% del petróleo que consume el país; factores que no controlamos, y por lo tanto, el encarecimiento del crédito no era ninguna solución; así lo hemos hecho notar en varias oportunidades en esta columna.

En el Perú, a mediados de septiembre, el Banco Central de Reserva (BCRP) redujo la tasa de interés de referencia de 7.75% a 7.5% ante la inesperada contracción de la economía en julio, y las proyecciones de contracción en la inversión privada (-5.3%); a lo que se suma la baja confianza empresarial y de los consumidores de todos los niveles.

En su Reporte de Inflación de septiembre, el BCRP ha reajustado su proyección de crecimiento del PBI para este año a 0.9% de 2.2% en junio, y, además, proyectan que la inflación al cierre del año sea de 3.8%, en lugar del previsto en junio de 3.3%, debido al impacto de los factores climáticos que afectan la producción de alimentos y los precios.

Esta reducción de 25 puntos porcentuales en la tasa de interés de referencia, es favorable en el contexto crítico de reanimar la demanda, pero demorará en tener un efecto masivo sobre la economía o el sistema financiero-bancario, y se pueden requerir otras medidas de política monetaria. Por ello, el BCRP ha señalado que los futuros ajustes en la tasa de referencia estarán condicionados a la nueva información sobre la inflación y sus determinantes.

En esa perspectiva, la tasa de inflación a doce meses se redujo de 5.88% en julio a 5.58% en agosto, mientras que la tasa de inflación sin alimentos y energía a doce meses disminuyó de 3.89% en julio a 3.81% en agosto. Ambos indicadores vienen disminuyendo desde inicios de 2023, pero continúan ubicándose por encima del límite superior del rango meta de inflación (entre 1% y 3%).

El alza de precios de la canasta básica (10% de inflación hasta ahora) y la llegada de El Niño Global, proyectan que la inflación de Alimentos y Energía sea de no menos del 5% al cierre de 2023 (en lugar del 3.4% proyectado en junio), afectando a la población de menores ingresos, lo que traerá más pobreza, inseguridad alimentaria, desnutrición crónica y anemia, y delincuencia, que deben ser afrontadas por el gobierno con políticas públicas eficientes.

Además, la creciente inseguridad ciudadana, y el aumento del delito de la extorsión a todo nivel, contribuyen a perjudicar la inversión privada, que registra el cuatro trimestre en negativo y por ello el BCRP, ajustó a la baja su proyección a -5.3% para el 2023. La reciente medida de declarar en Estado de Emergencia los lugares más urgentes, con presencia de las Fuerzas Armadas, con vistas a extenderlo progresivamente dentro de un plan adecuadamente articulado que resuelva las diferentes causas de la inseguridad, podría mejorar la inversión privada nacional e internacional en todos sus niveles.

Según el IPE, la proyección de crecimiento del PBI 2023 de 0.9% (realizada trimestralmente), podría estar atrasada frente al consenso de los analistas privados, que promedian solo un 0.6%, con tendencia a la baja por el resultado de julio (-1.29%) y se espera una caída de la inversión minera de 18.1%.

El PBI de la Economía peruana decreció nuevamente en julio, en -1.29%, completando tres trimestres de reducción consecutiva, debido a factores exógenos como el fenómeno de El Niño, los efectos del cambio climático, la crisis alimentaria y la criminalidad desbordada; hoy, principal causa de la disminución de la inversión privada, nacional e internacional, en todos sus niveles.

Por ECO. José Linares Gallo

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